Esta carta te la escribo con el corazón en las manos, con
los ojos llenos de lágrimas por la emoción que me causa el pensar en ti, en lo
maravillosa que eres y lo hermosa que siempre te miras… si me dieran a elegir o
la vida me brindara un deseo, pediría el poder estar a tu lado… pediría el que
estuvieras aquí conmigo llenando mi vida con tu presencia, llenando esos
espacios vacíos que deja el no tenerte conmigo… la vida es difícil madrecita,
muy difícil y más aún cuando no te tengo conmigo, pero te amo ¿sabes? Y daría
todo lo que tengo por poder estrecharte entre mis brazos, por estar en tu
regazo sintiendo el calor de tus manecitas en mis cabellos… hoy la vida me ha
puesto a prueba para ser cada día más fuerte…
sé que los hijos debemos volar,
sé que las madres, como tú, amorosas y buenas tienen que abrir los brazos y
dejarnos ir… ¡pero vieras cuánto nos cuesta alejarnos del hogar… ese hogar
cálido en donde nos sentimos protegidos del mundo… de los males, porque ahí
estás siempre para protegernos… fiera como una leona cuidando a sus cachorros y
amorosa como las mariposas para amarnos… Hoy solo quiero decirte que te amo…
que te extraño y que le pido a Dios con todas mis fuerzas el que siempre estés
conmigo… que tu corazón tan lleno de amor siga latiendo con esa fuerza tan
grande que te caracteriza… y ¡gracias!... gracias madre mía por haberme dado
esta vida mía tan llena de amor…
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